Wednesday, July 05, 2006

It descried it between the full positions of people, in the middle of the bullicie of that behind schedule of January. It surprised a girl, of extreme pallor and green eyes. It flashed with a red own dawn that were fused in green a bluish one and an intense one. But as I disillusion seized of its face, the dawn was vanished. And that generated a sharp doubt in its interior, of powerful form. Who was going to say that that preoccupation would mark to him of by life. In the middle of the multitude a dark cloud group raised itself looming in the middle of the small square.
It was afflicted, she had not sold anything and now above the foolish wind took part of the merchandise that rain had not dunked… It did not find way to save it. She raised her glance to the sky again like demanding something, but the will of its front did not perturb. Frustrated one dissipated in the middle of the murmur neglected of the fair; consternado and confused it lost it of Vista. In the middle of the crowd, that discussed the fact of the incipiente storm… It would never have deparado in the sign of flowers and salt that Gwyn left its step. And it began to follow it without knowing it almost.
Tired to walk one seated in a small precipice. It watched around and it did not find answer some. It found the flowers at the moment at which it broke to cry. She was still more beautiful dunked and with the gray dawn. Fleetingly their glances were close.
- It manages to save it of the storm emitted with serious voice
-… ...
- we see ourselves.
Thanks-said she and him a smile. It was lost in the middle of rain with a kiss kept in the soul and with a small blue flower that threw in the cliff that was contiguous with the cemetery of the town.

Monday, July 03, 2006

Cosmogonía y edades del mundo
Ometecuhtli representaba la dualidad de la generación; equivalía al mismo tiempo al cielo, lo masculino, y a la tierra, lo femenino, y ocupaba el primer lugar en el calendario. Los aztecas creían que cuatro mundos o soles habían precedido al actual. Como en muchas otras mitologías y concepciones religiosas, entre los aztecas existía la idea de la sucesión de distintas eras o mundos, interrumpidos y transformados a través de cataclismos.
El primer Sol se llamaba Nahui-Ocelotl (Cuatro-Ocelote o Jaguar), porque el mundo, habitado por gigantes, había sido destruido, después de tres veces cincuenta y dos años, por los jaguares, que los aztecas consideraban nahualli o máscara zoomorfa del dios Tezcatlipoca.
El segundo Sol, Nahui-Ehécatl (Cuatro-Viento), desapareció después de siete veces cincuenta y dos años al desatarse un gran huracán, manifestación de Quetzalcóatl, que transformó a los sobrevivientes en monos.
El tercer Sol, Nahui-Quiahuitl (Cuatro-Lluvia de fuego), desapareció al cabo de seis veces cincuenta y dos años, al caer una lluvia de fuego, manifestación de Tláloc, dios de la lluvia y señor del rayo, de largos dientes y ojos enormes. Los habitantes de la tierra eran todos niños, y los sobrevivientes se transformaron en pájaros.
El cuarto Sol, Nahui-Atl (Cuatro-Agua), acabó con un terrible diluvio, después de tres veces cincuenta y dos años, al que sólo sobrevivieron un hombre y una mujer, que se refugiaron bajo un enorme ciprés (en realidad, ahuehuete). Tezcatlipoca, en castigo por su desobediencia, los convirtió en perros, cortándoles la cabeza y colocándosela en el trasero. Cada uno de estos soles corresponde a un punto cardinal: Norte, Oeste, Sur y Este, respectivamente.
El Sol actual es el quinto y se llama Nahui-Ollin (Cuatro-Movimiento), porque está destinado a desaparecer por la fuerza de un movimiento o temblor de tierra, momento en el que aparecerán los monstruos del Oeste, tzitzimime, con apariencia de esqueletos, y matarán a toda la gente. Quetzalcóatl, junto con Xólotl, creó a la humanidad actual, dando vida a los huesos de los viejos muertos con su propia sangre. El Sol presente se sitúa en el centro, quinto punto cardinal y se atribuye a Huehuetéotl, dios del fuego, porque el fuego del hogar se encuentra en el centro de la casa.

La destrucción de las religiones indígenas:

Cuando los españoles llegaron a México, se encontraron con una civilización que tenía una religión muy diferente de la cristiana. Lo que más impactó a los conquistadores fue la poderosa religión estatal que rendía culto a las principales divinidades indígenas a través de sacrificios humanos que eran acompañados de diversos ritos. De acuerdo con su mentalidad de hombres europeos del siglo XVI, la entendieron como una religión demoníaca -que rendía culto al demonio y a las fuerzas del mal- y se propusieron su completa destrucción.
Los conquistadores y los misioneros -sacerdotes y religiosos que llegaban a América con la misión de evangelizar, es decir, de enseñar a los indígenas los principios de la que consideraban la verdadera fe: la religión cristiana- se propusieron extirpar la idolatría (porque los europeos llamaron ídolos y los dioses de los aborígenes). La muerte de los emperadores azteca e inca contribuyó a que esas sociedades perdieran confianza en sus dioses: con la muerte de Moctezuma o de Atahualpa, no sólo desaparecían los jefes del Estado sino también los hijos del Sol, su protector. Otra forma en que los españoles se propusieron reemplazar las creencias tradicionales indígenas, fue la edificación de iglesias en los lugares en los que antes habían existido templos o centros de culto.

Durante los primeros tiempos y terminada la etapa de la resistencia armada, los misioneros fueron optimistas porque los indígenas parecían aceptar a la nueva religión y recibían en masa los sacramentos del bautismo y del matrimonio. Sin embargo, al poco tiempo comenzaron a advertir que la aceptación del cristianismo era sólo superficial ya que, a escondidas de los españoles, continuaban realizando los ritos de su culto tradicional.